La primera impresión es indeleble
En términos psicológicos, el efecto halo, introducido por Thorndike y ampliamente estudiado por Tverski y Kahneman, se entiende como la asignación de características favorables o desfavorables a un individuo pero de forma sesgada. Es decir, que si nos gusta una persona, tenderemos a valorar sus actuaciones de manera más benévola que si la impresión que tenemos sobre ella es negativa.
Hay multitud de ejemplos sobre esto: desde el acusado en un juicio, que tenderá a cuidar su manera de presentarse en la sala al sesgo que automáticamente se produce cuando apreciamos en el rostro de alguien facciones equilibradas y simétricas. Parece haber un tipo específico, un patrón psicológico que hace que sobrepremiemos a determinado tipo de personas. Y eso es algo contra lo que a veces tendremos que luchar.
En términos de comunicación, se asume que una alocución, o un spot, debe mandar un mensaje claro y definitivo sobre las virtudes de la marca, el producto o el mismo orador de manera rápida. Si alguna vez ha asistido a una presentación con un gurú de la autoayuda, sabrá de qué estamos hablando.
“Cómo diseñamos la primera impresión puede ser determinante para el éxito de una reunión, discurso o presentación”
La oratoria pide que el discurso comience de manera poderosa: es el ordo naturalis, es decir, lo más importante se dice al principio y luego se va a lo menos importante. Incluso si adoptáramos el orden nestoriano (fuerte-débil-fuerte), encontraríamos lo mismo: hay que entrar rápido, hay que sorprender. Si usted, en un discurso, es capaz de captar la atención rápidamente, tendrá mucho ganado: la emoción despertada en el auditorio durará mucho tiempo: por así decir, actuará como un filtro a la hora de la valoración. La oratoria clásica recomienda comenzar un discurso con la captatio benevolentiae, la captación de la benevolencia: eso se puede conseguir de maneras diversas, pero desde luego conectar con el auditorio y sus intereses es buena idea.
Pero, ¿y en términos de semiótica corporativa? Su empresa le dota a usted de una marca, y su marca influye en la de la empresa. Con lo cual debería asegurarse de que el primer contacto produce ese deseado efecto halo. Piense con detenimiento cómo inicia los contactos comerciales, una presentación o una reunión de negocios. Y se dará cuenta de la gran cantidad de factores que debería tratar de controlar.
En :LANDGUAGE podemos ayudarle a prepararse para mejorar el efecto que su comunicación corporativa, más allá de las palabras, produce. Si lo desea, puede contactar con nosotros aquí y empezar a evaluar quién es su empresa.